Arbustos perennes, hemiparásitos, en su mayoría, de rama (raro de raíz) de otras angiospermas; haustorio simple o con raíces epicorticales con haustorios secundarios. Hojas pecioladas o sésiles, opuestas o alternas; láminas con margen entero, raramente deciduas, finas a coriáceas; sin estípulas. Inflorescencias en espigas, racimos o umbelas, terminales o axilares, solitarias, en díadas o tríadas; brácteas y bractéolas presentes, libres o recaulescentes, con o sin profilos. Flores actinomorfas a zigomorfas, perfectas raro imperfectas en plantas dioicas, 4-8 meras; cáliz reducido a un borde (calículo); corola gamopétala o dialipétala; estambres epipétalos; ovario ínfero, 1-locular, coronado por el calículo. Fruto una baya negra, naranja, amarilla o verde. Semilla 1; complejo endosperma-embrión envuelto en una capa de viscina pegajosa; cotiledones 2 (hasta 12 en Psittacanthus).
Distribución:
Familia con 77 géneros y 950 especies tropicales y subtropicales del mundo con algunas especies que alcanzan zonas templadas. En la Argentina crecen cinco géneros desde el norte del país hasta Río Negro. Las únicas provincias donde no hay representantes de la familia son Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Es una familia monofilética; los géneros argentinos pertenecen a la tribu Psittacantheae junto con otros géneros sudamericanos.
Hasta el momento las relaciones filogenéticas entre los géneros de esta tribu no está del todo resuelta, sólo un clado es robusto y agrupa a géneros con un número cromosómico x=8 (Vidal-Russell & Nickrent, 2008; Su et al. 2015). Las aves dispersan los frutos en la gran mayoría de las especies y tuvieron un papel importante en la diversificación de la familia (Liu et al., 2018).